En comparación a la semana anterior, la sismicidad relacionada con el movimiento de fluidos en el interior de los conductos volcánicos aumentó en el número de sismos registrados y en la energía sísmica liberada.
Estas señales sísmicas presentaron niveles de energía bajos a levemente moderados y algunas de ellas estuvieron asociadas a emisiones de gases y ceniza a la atmósfera y/o cambios en la temperatura relativa del material emitido, ambos fenómenos confirmados a través de las cámaras convencionales y termográficas utilizadas en el monitoreo del volcán.
En cuanto a la sismicidad asociada al fracturamiento de roca en el interior del edificio volcánico, esta actividad sísmica aumentó en el número de sismos registrados y mantuvo niveles similares en la energía sísmica liberada en relación con la semana anterior.
Los sismos se localizaron principalmente en los sectores nororiental a oriental, suroriental y sur-suroccidental del volcán y en el cráter Arenas.
Los sismos fueron de baja energía (magnitudes menores a 1) y con profundidades que oscilaron entre 1 y 8 km con respecto a la cima del volcán. Durante los días 12, 15 y 17 de julio, se destaca el registro de varios episodios de sismicidad de baja energía asociados a la actividad del domo (protuberancia o montículo) de lava ubicado en el fondo del cráter.
En lo referente a la actividad superficial, el volcán continuó emitiendo vapor de agua y gases, principalmente dióxido de azufre. La altura máxima de la columna de gases en vertical y en dispersión fue de 1500 y 1800 metros sobre la cima del volcán respectivamente, ambas alturas fueron estimadas el 16 de julio. La dirección de dispersión de la columna presentó una tendencia principal hacia el noroccidente y occidente-suroccidente de la estructura volcánica. Adicionalmente, a través de las plataformas empleadas en el monitoreo satelital,se obtuvo el reporte de una anomalía térmica de baja energía en el fondo del cráter Arenas.