Tras semanas de protestas históricas, líderes sindicales llaman a una huelga general contra la controvertida propuesta de reforma judicial del gobierno de coalición encabezado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que los críticos consideran que socava la democracia y la justicia.
Este domingo en la noche se vivió una de las jornadas más intensas, después de que cientos de miles de israelíes tomaran las calles para protestar contra el despido del ministro de Defensa Yoav Gallant, quien se había pronunciado contra la reforma.
Expertos dicen que Netanyahu se encuentra en una «encrucijada». Por un lado le presionan la calley la oposición. Por otro las facciones de extrema derecha de su coalición que le piden «no rendirse ante la anarquía».
La solución se avista difícil. Estas 3 claves explican la crisis.
1. Polémica reforma judicial
La reforma judicial es la «piedra angular de la política de la nueva coalición nacionalista-religiosa de Israel dirigida por Netanyahu» que se formó en diciembre, según reportó Yolanda Knell, corresponsal de la BBC en Jerusalén.
«El objetivo de las reformas es dar al gobierno una influencia decisiva sobre la elección de los jueces y limitar la capacidad de la Corte Suprema para fallar contra el Ejecutivo o anular la legislación», agregó.
Según las propuestas, los políticos desempeñarían un papel dominante en la selección de jueces y permitirían que el Knesset, el Parlamento de Israel, anule los fallos de la Corte Suprema con una mayoría simple y elimine algunas leyes de la revisión judicial por completo.
2. La encrucijada de Netanyahu
Benjamin Netanyahu, quien ha dominado la política israelí en los últimos 20 años, se encuentra en el centro de esta polémica.
A pesar de que enfrenta un juicio por cargos de soborno, fraude y abuso de confianza, que él niega, fue reelecto en noviembre de 2022 tras 18 meses en la oposición.
Este es su sexto mandato como primer ministro y tiene ahora una mayoría en el Knesset (Parlamento) encabezando un gobierno de coalición de partidos religiosos y de extrema derecha.
3. Inestabilidad política y divisiones sociales
Los cargos contra Netanyahu han provocado una división sobre su capacidad para estar al frente en el país.
Desde 2019, Israel ha celebrado cinco elecciones donde políticos de distintos espectros no han podido formar gobiernos estables.
En noviembre de 2022, un bloque de partidos religiosos extremistas liderados por Likud, el partido de Netanyahu, ganó una clara mayoría en las elecciones. Es el gobierno más religioso y de más línea dura en la historia del país.
Aquella elección, según el periodista Anshel Pfeffer del periódico Haaretz, expuso una tendencia clara.
«La identidad interna o guerra cultural en Israel entre lo que algunos ven como el lado más liberal y abierto de la sociedad israelí contra el sector más religioso y extremo de Israel y la sociedad judía», dijo.
Dentro de la agenda política de esta coalición se encuentran debates polémicos como la promesa de anexar Cisjordania.
Los socios de Netanyahu rechazan la solución de dos Estados para el conflicto entre Israel y los palestinos, la fórmula internacional que propone un Estado palestino independiente en Cisjordania junto a Israel, compartiendo Jerusalén como capital.
También ha habido preocupaciones sobre las posturas rígidas de algunos ministros sobre la aplicación de la ley judía y el respeto de los derechos LGTB.